Pero, amigos…en el Turina SIEMPRE hay huevos.

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“Cuando hace ya casi 4 meses, Sergio Cano, nuestro director del TSC, llegó a un ensayo y nos soltó así, como quien no quiere la cosa, que, gracias a la Escuela de música y danza de Cabanillas del Campo y a su directora, Marina Santiago, se había presentado una oportunidad única de colaborar en un proyecto muy especial…y que deberíamos aprendernos unos cuantos temas más de los previstos en agenda (tengamos en cuenta que teníamos/tenemos entre manos una nueva obra teatral y musical, y estábamos a puntito de comenzar los ensayos), mi pensamiento fue: “…madre mía…¡no hay huevos!”.

Pero, amigos…en el Turina SIEMPRE hay huevos.

No he visto gente más entregada y dispuesta a asumir retos…y este ciertamente lo era.

El caso es que con mucha ilusión, y sin saber aún de qué iba la historia, nos embarcamos en el Taller de Composición y canto Coral del prestigioso director y compositor de música Coral, Jim Papoulis.

No había oído hablar de él, pero si mi director nos decía que era una gran oportunidad para nosotros, y que sería una experiencia inolvidable, no iba a ser yo quien lo discutiera.

Y allí estábamos. Aprendiéndonos a marchas forzadas canciones compuestas por un señor norteamericano, en inglés y swahili… Particularmente, a mí lo que me motivaba era la música, sin más. Cantar temas de un estilo muy diferente de los que acabábamos de trabajar. Canciones con mucho ritmo, sones africanos y flow para exportar. Ensayar era una gozada, la verdad. Bailar, divertirnos aprendiendo a soltarnos un poquito (bueno, a algunos no nos hacía falta, íbamos sueltos de casa jajjaaj ).

Y llegó el día. Ya se notaba en el ambiente que allí iba a pasar algo gordo. Éramos cantidad de personas; entre adultos y niños, más de 150. Y allí apareció ese señor de pelo alborotado, y pinta de buena gente, sin saber ni papa de español…aunque realmente no hacía falta qu supiera nuestro idioma, porque fue capaz de transmitirnos con sus gestos y su mirada todo lo que quería conseguir de nosotros como coro. Descubrimos un hombre campechano, de paciencia infinita, que disfruta tanto con su trabajo, que no tiene reparos en pasar horas y horas ensayando. Energía ✨ positiva de la mejor calidad, sin duda.

He compartido un fin de semana de LUJO con mis compañeros y hermanos coralistas y, creo, que se ha establecido un vínculo más estrecho aún del que ya teníamos. Por ende, he conocido a otros “locatis”por el canto coral, pertenecientes a otros grupos corales, (alguna se ha convertido en nueva amistad e incluso compi del TSC 😍), compartiendo escenario con ellos y he gozado como una perrilla cantando, sintiendo el ritmo de la mágica música de Papoulis y de las maravillosas voces de mis compañeros 🤩 Lo único que pensaba era en lo afortunada que era y decía para mí misma: “gracias, Dios mío, por permitirme vivir esto”.

Peeero…yo no estaba preparada para lo que fue realmente el concierto. Al apagarse los luces -ya nosotros en el escenario-, se proyectó un vídeo de NIPACE de Guadalajara, asociación que se dedica a ayudar a las familias de niños con parálisis cerebral…y fue cuando todo cobró sentido para mí. Las palabras de uno de los padres de una de las niñas con esta enfermedad, me llegaron tanto que no pude evitar ponerme a llorar. Y comentándolo después con otros compañeros, sé que no fui la única en emocionarse. En ese momento, me percaté de que el trabajo de meses había sido -más- recompensado, para llegar a ese preciso momento en nuestras vidas.

La mayoría de las buenas causas suelen pasar desapercibidas. Pero ésta no. Esta tenía que ser celebrada por todo lo alto, con gente buena que quiere ayudar de verdad. Y haciéndolo como mejor sabemos: CANTANDO para alegrar corazones y aportar un poquito más de esperanza a algunas familias 💖

¿Sensaciones?
Creo que lo resumo revelando algo que nos suele decir Sergio, nuestro director de Turina Symphony Chorus en algún que otro ensayo: – A ver, chicos, ¿se os ocurre un lugar mejor donde estar, que aquí, un lunes/miércoles/viernes por la tarde, cantando y ensayando juntos? Yo, desde luego, no conozco ningún otro” 🎶💙🥰

Pues eso mismo sentí el pasado fin de semana; que era el único sitio en el que quería estar, haciendo lo que estábamos haciendo y junto a quienes quería hacerlo.” ✨

Nuria Pérez Cuadrado

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SERGIO CANO ORTÍZ

SERGIO CANO ORTÍZ nace en Córdoba, en 1975 y comienza desde niño sus estudios de Piano. En 2000 obtiene el Título de Profesor de Solfeo y en 2004 la Licenciatura como Profesor Superior de Piano en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba.

Recién acabados sus estudios, descubre su vocación pedagógica y comienza su labor como profesor de piano. Además ha ejercido de pianista acompañante, profesor de solfeo, armonía y conjunto coral.

En el año 2008, emprende un nuevo proyecto musical en Guadalajara como fundador y Director del Orfeón Joaquín Turina. Con mucho entusiasmo y la ayuda de amigos músicos, consigue reunir un gran grupo de aficionados amantes de la música interpretando obras de repertorio coral muy diverso, en diversos escenarios Nacionales. En diciembre de 2010 se estrena la Obra “Miserere en do menor zw57” de Jan Dismas Zelenka en el Palacio de Dávalos de Guadalajara y en la primavera de 2013 el célebre Requiem en re menor K 626 de W. A. Mozart en el Teatro Auditorio Buero Vallejo.

En enero de 2014 crea el proyecto musical “Turina Children Voices” y en la primavera de 2015 funda la “Turina Symphony Orchestra“. En Abril de 2016 se estrena el espectáculo Score: Lo invisible del 7º Arte, donde se fusionan el cine, el teatro y la danza, con un repertorio sinfónico Coral, llenando por completo por dos días el Teatro Auditorio Buero Vallejo, y volviéndolo a hacer nuevamente en la Primavera de 2017 con absoluto éxito de crítica y público.

El espectáculo “Score: Lo invisible del 7º Arte Episodio 2” es premiado por la publicación “Cultura Enguada” como mejor espectáculo del año en el 2016.

En 2017, recoge el premio “Populares” de Nueva Alcarria a mejor actividad cultural de 2017.

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